Devolver a la náutica su natural vocación ecologista y ecosostenible, independientemente de su tamaño: el proyecto NL 285 “Vento“, presentado por Nuvolari Lenard en el Salón Náutico de Venecia 2021 (del 29 de mayo al 6 de junio), es un manifiesto a favor de la protección del medio ambiente y un llamamiento a los diseñadores y propietarios para que desarrollen, con plena conciencia y a 360°, grandes yates auténticamente verdes.
Un superyate de 100 metros de eslora puede -y debe- ser respetuoso con el entorno y tener el menor impacto posible en el ecosistema. Para lograrlo, basta con invertir el rumbo, adoptando un comportamiento virtuoso y combinando al mismo tiempo los conocimientos, las tecnologías y los materiales que conocemos. Carlo Nuvolari y Dan Lenard, fundadores del estudio de diseño veneciano del mismo nombre, están convencidos de ello. Son sensibles a estas cuestiones y siempre han promovido el diseño consciente de los yates (uno de sus últimos proyectos es Thunder, el taxi acuático híbrido veneciano de 14 plazas que se lanzará en 2020).
VUELTA A LO BÁSICO
Basándose en décadas de experiencia en el diseño de yates a todos los niveles, con proyectos de gran éxito para astilleros emblemáticos como Oceanco, Palmer Johnson, Perini Navi y CRN Ferretti, Nuvolari Lenard decidió romper el molde con un concepto radical que integra todos los parámetros de la navegación pura con las necesidades del propietario de superyates de hoy.
De hecho, “Vento” no será otro “megayate asistido por vela“, sino un auténtico y elegantísimo velero de 100 metros que encontrará su fuerza de propulsión natural en el viento. “Ser consciente del medio ambiente tiene que convertirse en una forma de ser, además de una forma de pensar“, explica el ingeniero Carlo Nuvolari, “y nada nos impide pensar en un gran yate verdaderamente ecológico. No es difícil conseguir resultados importantes, basta con dejar de ser tradicionalista y arriesgarse, volviendo a lo básico: construir un velero que sea realmente eficiente“.
SOSTENIBILIDAD Y RENDIMIENTO
En consonancia con la filosofía de diseño propia de Nuvolari Lenard, de diseño deportivo y musculoso, el “Vento” tiene líneas poderosas y agresivas que confirman su carácter único. Sin embargo, dado que la forma nunca es un fin en sí mismo, sino siempre la expresión de una función precisa, la embarcación está diseñada para ser lo más eficiente posible: la proa, por ejemplo, además de dar al yate una fuerte personalidad, permite la máxima extensión de la longitud de la línea de flotación, mejorando así el rendimiento a vela y la estabilidad.
El resultado es un casco con una resistencia reducida y, por lo tanto, una menor necesidad de potencia para una velocidad determinada, lo que se traduce en enormes beneficios tanto a vela como a motor. La popa degradada también cumple una función, ya que al ser de bajo volumen, tendrá menos impacto en el desplazamiento total, un punto crucial en un casco eficiente y sostenible.
Un velero debe ser ligero, con el peso concentrado en la parte inferior, por lo que el “Vento” se construirá en aluminio con superestructuras y mástiles en composite avanzado. Un casco que tiende a ser ligero y largo tendrá menos resistencia residual y, en consecuencia, formará olas más pequeñas, en beneficio de las costas, cada vez más expuestas al movimiento generado por los grandes y rápidos barcos.
WING-SAIL
Un casco eficiente debe ir acompañado de un plan de velas adecuado que maximice sus beneficios y su rendimiento. Así que Nuvolari Lenard se dirigió a Omer Wing-Sail y a su creador, Ilan Gonen, antiguo piloto de caza israelí, experto en aerodinámica y entusiasta de la navegación. El resultado es el Wing-Sail, el único de su clase que -como han demostrado los recientes cascos de la Copa América– es mucho más eficiente que los aparejos tradicionales.
De hecho, una vela de este tipo requiere menos superficie vélica para obtener el mismo rendimiento, lo que desencadena una espiral positiva: al reducir la cantidad de vela habrá menos fuerza de escora y, por tanto, se necesitará menos peso de la quilla para adrizar el barco. En una palabra: menos desplazamiento, que es el objetivo final. La quilla retráctil permitirá pasar de un calado de 5,5 metros a uno de 9 metros. Los mástiles de carbono medirán 64 metros y soportarán una superficie vélica total de 2.100 metros cuadrados.
CUANDO VERDE RIMA CON GRANDE
Como todos los proyectos de Nuvolari Lenard, el “Vento” encierra, dentro de sus líneas deportivas y poderosas, interiores amplios y muy bien distribuidos, gracias a un cuidadoso estudio de volúmenes y flujos. El concepto incluye seis cabinas dobles: cuatro VIP, una super VIP y la gran suite principal a proa en la cubierta principal con terraza privada. Los espacios exteriores también son enormes y variados, incluyendo, por supuesto, el flybridge, el spa, el club de playa y todas las ventajas que uno espera encontrar a bordo de un megayate de este tamaño.
CAMBIO DE RITMO
En cuanto a la propulsión del motor, Nuvolari Lenard está en contacto con una empresa líder en el sector para equipar al “Vento” con un sistema híbrido diésel/eléctrico con generadores de velocidad variable y hélices de paso variable que permite muchas opciones de funcionamiento para lograr las condiciones de máxima eficiencia y mínimo consumo específico.
“Vento” es mucho más que un yate vanguardista y respetuoso con el medio ambiente: es un concepto revolucionario que nos obliga a mirar la realidad a la cara y a enfrentarnos a ella con otros ojos y otra mentalidad. Un motor eléctrico y unas baterías no son suficientes para que un barco sea ecológico, hay que cambiar de mentalidad, adquirir una visión global que sea capaz de equilibrar los beneficios y los costes de determinadas elecciones proyectándolas hacia el futuro. En resumen, el diseño de yates debe cambiar de ritmo, preocuparse tanto por el mar que tenemos cerca como por los que están lejos y, desde el casco hasta el plano de las velas, pasando por la tecnología aplicada hasta la decoración de los lujosos interiores, plantear preguntas y estar dispuesto a dar respuestas concretas.
“Vento” se dirige a un mercado sensible a las cuestiones medioambientales y preocupado por el futuro del ecosistema marino, y está dispuesto a poner su granito de arena: navegar lo más posible, no contaminar, navegar despacio para no generar un movimiento de olas peligroso para las costas, evitar el despilfarro de energía poniendo el aire acondicionado a temperaturas “polares” bajo cubierta y, sobre todo, recuperar la posesión del tiempo de navegación, respetando los caprichos del viento que, en el Mediterráneo, significa moverse en las primeras horas del día y durante las térmicas de la tarde…
Una nueva forma de concebir los megayates a vela, con un enfoque real en la ecología, es posible: “Vento” es la prueba.
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