Formentera: dónde levar anclas y vivir desde el amanecer al atardecer en esta isla de espíritu libre y divertido.
Tolerante y tentador, el enclave de Ibiza es la tiara de las Baleares, pero sin duda su hermana pequeña Formentera, bendecida por la naturaleza y menos estresada, es la joya más preciada del archipiélago español.
A sólo una hora de crucero de la Isla Blanca, las primeras incursiones en Formentera suelen ser de excursionistas de un día que se desplazan en lujosos charters y yates privados, ya que este oasis de 19 kilómetros de ancho carece de aeropuerto. Pero lo que sí tiene es encanto: una belleza natural inconcebible y un mar azul verdoso que besa la costa. Basta un viaje para enamorarse a primera vista.
Para que ese amor del primer día resplandezca en Formentera, le recomendamos hacerlo de la forma correcta, levando anclas en – Espalmador, Illetes y Cala Saona. Destinos dignos de Natural Geographic que cautivarán por sus encantos fuera de lo común.
1- Formentera, S’Espalmador
Nuestra primera parada mientras los rayos del alba continúan su brillante ascenso es la deshabitada reserva natural de Espalmador (llamada así por “espalmar”, la acción de realizar el mantenimiento de una embarcación), situada a menos de un minuto en lancha motora de la costa de Formentera. El simbólico faro y la franja de tres kilómetros en forma de anillo de paraíso virgen están divididos por un banco de arena, o tómbolo, descrito como un arrecife acolchado que conecta dos zonas, separadas de otro modo por una masa de agua.
En 2018, una familia luxemburguesa compró la isla privada por 18 millones de euros y debe cumplir todas las leyes estatales y regionales que rigen el uso del espacio, que prohíbe cualquier forma de construcción. Los anteriores propietarios, los hermanos Norman y Rosy Cinnamond, habían heredado la preciosa propiedad de su abuelo.
Adornada por dunas cubiertas de enebros, la laguna poco profunda de Espalmador, de color azul celeste, y la playa de S’alga, blanca como el rosa pálido y en forma de media luna, son un punto de referencia para los grandes yates de lujo. En pleno verano, la afluencia de público es incluso mayor que la de las embarcaciones. La principal atracción es embadurnarse de capas de barro sulfuroso S’algo, famoso por sus propiedades curativas para la piel. Una vez que el brebaje de tu visita empieza a hacer sus maravillas rejuvenecedoras, y las resacas de Ibiza empiezan a desaparecer… hay menos de 200 metros desde Espalmador hasta la segunda parada, la paradisíaca Platja de ses Illetes.
2- Platja de ses Illetes
Elegida como una de las mejores playas del mundo y “la más favorita” de Formentera, ya sea tocando tierra o simplemente holgazaneando en el aparentemente interminable sonido caribeño, Illetes se ha ganado con creces su estatus de buque insignia. Situada dentro de Ses Salines de Eivissa y el Parque Natural de Formentera, en la península de Es Trucadors, la cadena de dunas y rocas planas que se adentra en los 500 metros de orillas suaves como el azúcar en polvo seduce con una doble instantánea panorámica de la vecina Espalmador; y a lo lejos Es Vedrà, la roca imperial que ha cosechado su propia reseña en el AIM.
Tan popular y acogedor como tomar el sol es disfrutar del ambiente, beber burbujas frías y hundir el tenedor en la paella para repetir en Juan y Andrea, la institución establecida en 1971.
Antes de llamar al servicio de embarcaciones auxiliares (canal 74 de VHF) o de dar una vuelta en su neumático de goma hasta este refugio blanco situado junto a la playa, bajo cuatro grandes palmeras que se mecen y la bandera de doble cereza de Pacha, reconocible al instante… hay dos cosas que no debe olvidar: reservar con antelación (+34 971 1187 130) y llevar la tarjeta de crédito Visa con el límite más alto; el almuerzo y las bebidas no son baratos.
3- Formentera, Cala Saona
Siguiendo con la analogía de la piedra preciosa Ibiza-intro, nuestro destino final, Cala Saona, es la joya de la corona de la tiara de Formentera. Como colofón del día tras un sensacional comienzo en Espalmador y una tarde llena de acción en una de las mejores playas del mundo… Cala Saona aporta su propio derecho a presumir, habiéndose ganado el voto por una de las puestas de sol más asombrosas del planeta.
A diferencia de las playas llanas y abiertas para tomar el sol y divertirse que rodean la isla, Cala Saona, se asienta al abrigo de acantilados de color naranja quemado en una cala en forma de herradura, espolvoreada de tierra roja y salpicada de abundantes pinos. La electrizante conexión entre los tonos cálidos y el majestuoso Med turquesa la hacen irresistible.
Al atardecer, la sensación de luz se acentúa aún más con el caleidoscopio de rosas y morados del cielo, que se funden en un mural de rojo y dorado cuando el sol hace su última actuación del día traspasando el horizonte. Además de la serenidad y la paz, lo mejor de todo es que los atardeceres de verano no llegan hasta cerca de las 21:00. Con una banda sonora de ritmos chill-out perfectamente afinados y una buena ración de mojitos, ¿se puede pedir algo más?
Al fin y al cabo, una cosa es segura: disfrutar de la gloria de la alegre y desenfadada Formentera desde el amanecer hasta el atardecer, la más pequeña de las Baleares, te garantizará las mejores sonrisas.